viernes, 19 de septiembre de 2014

Nosotras y la caja de madera

Siempre me he sentido atraída por la música. Recuerdo perfectamente  las tardes que pasaba escuchando música en el tocadiscos de mi abuela. Me escapaba de casa cada vez que podía a casa de mis abuelos para suplicarle que me pusiese una canción en el mágico tocadiscos. Por supuesto a mí no me dejaba tocarlo pues era el tocadiscos que el abuelo le había regalado y el mayor tesoro de la casa o por lo menos lo era para mi abuela y para mí.  Era precioso, grande, de madera, brillante y con unos dibujos en el frente que parecían olas.


Me daba la sensación de que el tiempo se paraba, que nada podía pasarme cuando me sentaba en el sofá junto a mi abuela y escuchábamos música sin preocuparnos por nada. Sacaba de un cajón un montón de vinilos, yo elegía y ella lo ponía cuidadosamente. Me encantaba coger entre las manos los vinilos, pasarlos uno a uno y escoger el que en el momento más me llamara la atención.

Daba igual que canción eligiese eso era lo de menos, ella se sabía todas. Podíamos pasar horas que a mí me parecía que eran minutos. No sé si era la música, la compañía o el conjunto pero el primer recuerdo que tengo de la música es maravilloso y es gracias a ella.      


  Itxaso Echeverría Echeverría

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